La ley de Murphy dice: “Los zapatos pueden ser bonitos o cómodos, pero nunca ambas cosas”. Eso dejó de ser así, desde que Manolo Blahnik, en el año 1972 empezara a diseñar zapatos. Primero para boutiques o diseñadores de moda y posteriormente para su propia firma.
Su reconocimiento está avalado por:
1987 Premio CFD (Council of Fashion Designers of America
2002 Medalla de Oro en Merito en las Bellas Artes
2001 Aguja de Oro
2001 Diseñador de Honor en Londres
2007 Commader of the British Empiere

Y la pregunta es: ¿Porque son diferentes unos Manolos...?

“Menos mal que tenemos pies para llevar unos Manolos”
La falta de expansión hace que se convierta en deseo, podemos encontrarlos exclusivamente en sus tiendas de Londres, Madrid y Nueva York. Sus productos se venden únicamente en dos boutiques en Francia, dos en Alemania, una en Hong Kong, una en Milán, dos en Australia y cinco en Japón.
Todo esto es lo que les hace diferente de los demás, ni siquiera unos Christian Louboutin o Jimmy Choo pueden compararse a la exquisitez, delicadeza y elegancia de los diseños de Manolo Blahnik
“Porque han dejado de ser un accesorio para convertirse en protagonista”
Y no es que haya descubierto los tacones, pero a conseguido que el zapato sea una piedra preciosa, únicamente que la hemos cambiamos de lugar, y en vez de llevarlo en nuestro cuello o dedo,… los llevamos en los pies.
Porque encima de unos Manolos sientes que la vida si esta echa para llevar tacones.
Noelia Arenas
No hay comentarios:
Publicar un comentario